Bahía de Halong mirando al oeste, de espaldas al sol
- Bordo viajes
- 31 oct 2018
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 12 dic 2018

En el oeste de la Bahía de Halong el tiempo no existe, aunque sean las seis y media de la mañana.
No hay viento. No hay olas. El agua es una plancha de cristal de color azul acero y el cielo, empedrado, luce como si siempre hubiera sido así; como los farallones, testigos silenciosos de un paisaje que pareciera inalterado; como si miles de años no hubieran producido ningún cambio; como si los pájaros nunca hubieran surcado ese cielo ni hubieran cantado al amanecer.
Todo es calma y silencio monocromo, pero sin monotonía ni tristeza. Sólo la sensación de que algo inesperado y extraordinario puede suceder en cualquier momento y vale la pena ser testigo; como las embarcaciones que cada mañana, expectantes, se mimetizan con el entorno intentando ser parte de la magia.
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