El pequeño reino de la luz
- Bordo viajes
- 11 ene 2019
- 1 Min. de lectura

Hoi An es la prueba de que los cuentos de hadas son reales: sus casitas bajas, decoradas con paneles de madera laqueada y grabada con los bellos caracteres chinos hacen que el paisaje urbano, con sus puentes y sus coloridas calles, parezcan salidos de un mágico relato.
Como tantos lugares en Vietnam está fuera del tiempo; al menos fuera de nuestro tiempo occidental veloz y perecedero.
Hoi An es hermosa durante el día, pero la magia estalla cuando oscurece: todo se ilumina con sus características lámparas, con forma de globo, confeccionadas con delicadísimo papel de arroz de infinitos colores y tamaños. Todo es luz, todo es color, pero un tipo de luz diferente a la que estamos acostumbrados: es luz que flota en el aire, ingrávida, viva y lleva a pensar que estamos de visita en otro mundo; un mundo pacífico, alegre, ordenado, limpio… Un mundo amable y estético como los amables y estéticos vietnamitas.
Los sitios que venden artesanías están decorados y repletos de estas adorables lámparas que parecen tener vida propia, como peces globo que nadan en el aire en lugar de hacerlo en el agua.
No pude con la tentación y compré una pequeña lámpara de color turquesa. No la siento como un souvenir sino que cada vez que la miro me siento transportada a esa noche en Hoi An y, entonces, sé que la magia es posible y la felicidad prometida en los finales de los cuentos de hadas tienen su sitio en las noches cálidas de esa pequeña y preciosa ciudad donde la luz es un ser vivo.
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